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Aprendizaje 30 octubre 2025

¿Por qué muchos cultivadores siguen apostando por el HPS en plena era LED?

Cualquiera que explore el panorama actual del Cultivo de interior se encontrará con una narrativa dominante: la era del LED ha llegado. Los armarios de cultivo y las instalaciones comerciales brillan con la luz de avanzados paneles de diodos, promocionados como el pináculo de la eficiencia y la modernidad. El consenso general parece claro: tecnologías como el Sodio de Alta Presión (HPS) son reliquias destinadas al olvido. Sin embargo, bajo la superficie de esta tendencia, persiste una fascinante paradoja: un segmento significativo y experimentado de la comunidad de cultivadores no solo sigue utilizando luminarias HPS, sino que invierte activamente en ellas, logrando cosechas de una calidad y un peso espectaculares. 

Esta aparente contradicción plantea una pregunta fundamental: ¿se trata de una simple resistencia al cambio o existe una lógica estratégica detrás de esta lealtad al HPS? No se trata de seguir modas, sino de entender la ciencia de la luz, la biología de la planta y la economía del cultivo para tomar decisiones informadas.

Más allá de los vatios y los lúmenes

Para establecer una comparación justa, es imperativo abandonar una métrica obsoleta: el vatio como medida de la potencia lumínica. Comparar luminarias basándose únicamente en su consumo eléctrico es un error fundamental. Durante años, la industria ha utilizado los lúmenes y los lux, pero estas unidades miden la luz tal y como la percibe el ojo humano, que es más sensible al espectro verde-amarillo. Por el contrario, el motor fotosintético de las plantas, la clorofila, absorbe energía de manera más eficiente en las regiones azul y roja del espectro. Juzgar una luz de cultivo por sus lúmenes es como elegir un alimento por su color en lugar de por su valor nutricional.

La ciencia hortícola moderna utiliza métricas centradas en la luz que las plantas realmente utilizan. La Radiación Fotosintéticamente Activa (PAR) define el rango del espectro de luz que impulsa la fotosíntesis, abarcando las longitudes de onda de 400 a 700 nm. Es el «menú» de luz del que se alimentan las plantas. A partir de aquí, dos medidas son cruciales. El Flujo de Fotones Fotosintéticos (PPF) mide la cantidad total de fotones PAR que una luminaria emite por segundo, expresada en micromoles por segundo (µmol/s). Es la potencia bruta del motor. 

En este aspecto, las lámparas HPS de 1000 W de alta calidad siguen siendo buenas en este sentido, capaces de generar un PPF de aproximadamente 2.100 µmol/s; mientras, los LED de última generación, en cambio, pueden alcanzar hasta los 3.300 µmol/s dependiendo del modelo y del fabricante. 

La segunda métrica, y la más importante para el cultivador, es la Densidad de Flujo de Fotones Fotosintéticos (PPFD), que mide cuántos de esos fotones inciden realmente en un metro cuadrado de la cubierta vegetal por segundo (µmol/m²/s). Este valor nos dice cuánta «comida» lumínica está llegando a las plantas y es la base para cualquier comparación de rendimiento real. Y aquí es donde entra en juego el diseño del sistema, la distribución de la luz y la altura de la lámpara.

Potencia especializada vs. versatilidad total

El siguiente campo de batalla es el espectro, donde las filosofías del HPS y el LED divergen drásticamente. Las lámparas HPS son famosas por su característica luz amarilla-anaranjada, con un espectro dominado por las longitudes de onda en el rango de 550 a 750 nm. Este perfil imita la luz solar del otoño, una señal natural que desencadena una respuesta de floración masiva en el cannabis. La ciencia ha demostrado que esta abundancia de luz roja es un potente estimulador del desarrollo de los cogollos, fomentando el engorde, la densidad y el peso.

La gran ventaja del LED moderno es su versatilidad. Los fabricantes pueden diseñar paneles con un espectro completo y personalizable, proporcionando luz azul para el crecimiento vegetativo, luz roja para la floración e incluso longitudes de onda suplementarias como los rayos UV para aumentar la producción de resina. Esto convierte a los LED en una especie de «navaja suiza» lumínica, ideal para un cultivo de ciclo completo bajo una única fuente de luz.

El argumento común posiciona el espectro completo del LED como superior, pero esto simplifica la estrategia. Pensemos en una caja de herramientas: una llave inglesa ajustable (el LED) es fantástica y versátil. Sin embargo, para una tarea específica que requiere máxima fuerza, un profesional siempre elegirá una herramienta dedicada (el HPS para la floración). La supuesta «limitación» del HPS (su espectro fijo y predominantemente rojo) es precisamente su mayor fortaleza. No intenta ser bueno en todo; está diseñado para ser excepcional en una cosa: entregar una avalancha de energía en las longitudes de onda que las plantas anhelan para producir flores grandes y pesadas.

Analizando el coste, el rendimiento y la inversión

La eficiencia es el argumento más fuerte a favor de los LED, pero el análisis debe ser completo. La verdadera medida de la eficiencia energética es la Eficacia Fotónica Fotosintética (PPE), que cuantifica cuántos micromoles de luz PAR produce una luminaria por cada vatio de energía que consume (µmol/J). Aquí, los LED de alta gama son los campeones, con valores que pueden llegar a los 2,75 µmol/J, mientras que los sistemas HPS de 1000 W de alto rendimiento operan en un rango muy eficaz de 1,7 a 2,1 µmol/J. Aunque los LED son numéricamente superiores, es un error calificar al HPS de «ineficiente».

Para el cultivador, la métrica final suele ser el rendimiento por vatio (g/W). Los estudios sugieren que los LED pueden alcanzar cifras más altas, a menudo entre 1,2 y 1,8 g/W, mientras que el HPS se sitúa típicamente en el rango de 0,8 a 1,2 g/W, aunque estos valores varían mucho según genética, intensidad lumínica y aporte de CO₂. No obstante, las luminarias HPS son legendarias por producir cogollos de una densidad y un peso excepcionales, con un «bag appeal» que muchos afirman es difícil de replicar con LED.

La decisión de inversión también debe sopesar tanto los costes operativos como los de capital. Los LED, con su mayor eficiencia, tienen un coste operativo más bajo y un mejor retorno de la inversión (ROI) a largo plazo. Sin embargo, el coste de adquisición de un sistema LED de alta calidad capaz de igualar la intensidad de un HPS de 1000 W es mayor, a menudo entre 2 y 3 veces más caro.

Aquí reside una de las claves de la persistencia del HPS: ofrece la mayor potencia fotosintética por euro de inversión inicial, una decisión pragmática para acceder a un cultivo de alta intensidad. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que Las lámparas HPS de calidad pueden mantener más del 90 % de su flujo luminoso durante aproximadamente 10.000 horas, mientras que los paneles LED de gama alta superan las 50.000 horas de vida útil antes de perder eficiencia notable.

El calor radiante puede ser un inconveniente… o un gran aliado

La principal crítica al HPS es su enorme producción de calor, lo que hace indispensable un sistema de ventilación robusto. Sin embargo, este calor no es simplemente un residuo. Para los cultivadores en climas fríos, sótanos o garajes, el calor emitido por el HPS puede ser una ventaja, ayudando a mantener la temperatura óptima y reduciendo la necesidad de calefacción adicional.

Más importante aún es la naturaleza de este calor. El calor del HPS es principalmente radiante (infrarrojo), calentando directamente las superficies de las hojas de forma similar al sol, lo que impulsa la transpiración de la planta, un proceso vital para la absorción de nutrientes, mientras facilita el mantenimiento de un Déficit de Presión de Vapor (VPD) óptimo. 

De hecho, no es raro que los cultivadores que cambian a LED, que funcionan a temperaturas mucho más bajas, tengan que añadir calefactores para compensar, reduciendo parte del ahorro energético. Una luminaria HPS no es solo una fuente de luz; es una herramienta activa de gestión ambiental.

¿Cuándo sigue siendo brillante un sistema HPS de 1000W?

Al sintetizar estos factores, emergen escenarios claros donde una luminaria HPS de 1000 W es una elección lógica en 2025. Es la herramienta del especialista en floración que busca maximizar el peso y la densidad de los cogollos, donde la fuente de luz única y potente del HPS proporciona una penetración excepcional, asegurando que los cogollos inferiores se desarrollen completamente (aunque hoy, muchos LED de alta intensidad y ópticas adecuadas igualan o superan uniformidad/penetración con un layout correcto).

Es también la opción del cultivador con un presupuesto controlado, pero con altas ambiciones, que necesita obtener la máxima intensidad lumínica (PPFD) por su dinero. Y es la elección estratégica del cultivador en climas fríos, que convierte la producción de calor en un beneficio operativo. 

Para los cultivadores que se identifican con estos escenarios, el Kit Luminaria Fission 1000W HPS de The Pure Factory representa la solución ideal, encarnando la tecnología HPS moderna y optimizada para el alto rendimiento, una herramienta de iluminación profesional para la máxima eficiencia y producción, que combina la robusta luminaria Fission con la potente bombilla Green Power Plus 1000W HPS DE 400V

Este kit está concebido como un sistema integral, donde la luminaria Fission está diseñada para ofrecer una distribución lumínica excelente, asegurando que la intensa energía de la bombilla cubra de manera uniforme todo el dosel de cultivo. La bombilla Green Power Plus, por su parte, es una fuente de potencia específica para la fase de floración, con un espectro cálido y un altísimo rendimiento lumínico que maximiza el desarrollo y engorde de los cogollos. Juntos, ofrecen una solución de fácil instalación que garantiza la fiabilidad que caracteriza a los productos de The Pure Factory.

Además, es crucial considerar el «efecto legado». Durante décadas, las genéticas de cannabis más legendarias y productivas fueron seleccionadas, criadas y perfeccionadas bajo luces HPS. Un sistema como el Kit Fission 1000W recrea el entorno espectral y térmico exacto en el que estas cepas están genéticamente predispuestas a prosperar, permitiendo desbloquear su máximo potencial de una manera que un entorno lumínico diferente podría no conseguir.

Una decisión basada en datos, no en modas

La narrativa de que el LED ha hecho obsoleto al HPS es una simplificación que ignora las complejidades del cultivo de alto rendimiento. Si bien el LED ofrece ventajas innegables, la decisión de inversión no puede basarse en una única métrica. Las luminarias HPS de alta gama, como el sistema Fission 1000W, siguen siendo una herramienta excepcionalmente poderosa. Y en la práctica, muchos cultivadores profesionales combinan ambas tecnologías para aprovechar lo mejor de cada una: el empuje térmico y penetrante del HPS junto con la precisión espectral y eficiencia del LED.

Porque la «mejor» luz no es una respuesta universal, sino una elección estratégica que depende del presupuesto, el clima y los objetivos de cada cultivador. Para aquellos enfocados en lograr la máxima densidad en floración con una inversión controlada, un sistema HPS profesional de 1000 W no es una reliquia del pasado: es una herramienta calculada, inteligente y formidable para el éxito.